Un grito en la mano

 
 

Un grito en la mano

El mensaje gráfico desde el arte de la protesta es reclamo de justicia y de la verdad. Una valiosa vertiente de esa expresión es el cartel que por su destino en la pared y en el espacio de tránsito del pueblo cuenta con una visibilidad mayor. 

En tiempos de avanzados manejos desde la tecnología virtual el arte de denuncia y protesta adquiere mayor capacidad de multiplicación desde las redes electrónicas. Su capacidad de despliegue es equivalente a una fuerza poderosa. 

La exhibición Un grito en la mano reconoce la clásica definición del cartel como un grito en la pared. En nuestros días la pared es la pantalla del móvil o de todo equipo que es receptor de la señal que emana desde un emisor conectado con el medio electrónico. 

El Museo de Las Américas comparte desde una de sus salas la exhibición del artista puertorriqueño Garvin Sierra. Un grito en la mano reúne una selección que resume sobre los temas de mayor discusión y debate en los medios de comunicación en los pasados años. El artista cuenta ya con una trayectoria como diseñador y escultor, grabador y en la exhibición se destaca por su labor como editor.

Garvin Sierra apoya su discurso gráfico corrosivo en la extensa evolución del arte gráfico y del cartel serigráfico en el arte nacional. Requinta desde su juego imaginativo un pasado remoto de ilustraciones satíricas desde pintores como Ramón Frade y tanto después Lorenzo Homar, Martorell, Rodríguez Báez y tantos más. Las herramientas de dibujo y pintura les han servido a muchos para reclamar desde la denuncia con mano firme e inteligencia.

Garvin Sierra retoma el rol del artista combativo desde su ordenador y desde una cultura visual que reconoce la fuerza demoledora de la imagen. En un país sujeto a un modelo colonial desde un gobierno inoperante todo artista es un agente de resistencia y lucha. Las viejas tácticas de opresión y censura van siendo renovadas según se hace evidente la escalada de la protesta desde acciones masivas y sonoras.

Requisito para llevar ese liderato desde la mesa editorial del artista es su instinto energético desde un análisis lúcido de los temas de mayor inquietud entre el pueblo. Es un proceso de estudios, lecturas, investigaciones que culminan en una imagen que es síntesis visual del tema en cuestión. Garvin Sierra disecta el cuerpo moribundo de las entidades corporativas, de gobierno y privadas para desde una imagen dar una radiografía de la condición y en ocasiones de su solución. Imagen y palabra, texto y forma, color y sombra atrapan la mirada desde el campo iluminado de la pantalla electrónica. 

La síntesis es suma de un mensaje que desde la imagen está presente en el discurso gráfico del arte de protesta en Puerto Rico. El cartel de protesta es voz visual de nuestra estética de la modernidad. En el caso de la exhibición Garvin Sierra escala el proyecto como escultor en vías de propiciar una experiencia de inmersión total, una de las variantes de nuestra contemporaneidad. La sala como zona de juego va revelando tantas voces de esa multiplicación de gritos que han rebotado desde los muros de la ciudad. La exhibición como instalación total sostiene la vigencia del mensaje y demuestra la pertinencia del reclamo. El artista como activista de la comunidad sostiene su misión desde la creación. El despliegue que nos arropa en la visita así lo demuestra. La estrategia cultural de la inmersión es otra manera de seducción.

Un grito en la mano es un llamado de consciencia desde el arte gráfico y su difusión que genera un artista que comparte su derecho a la expresión desde un lenguaje conectado con los trabajos de renovación socio cultural.  El enganche conectivo está basado en un encuadre perfecto como un poema visual que revela y seduce desde su musicalidad y contenido en favor de la justicia y la libertad.

Humberto Figueroa

Asesor Curatorial