exhibición: Que Dios te lo pague 2007

Un juego: QUE DIOS TE LO PAGUE 

Teresa Tió

En los años sesenta fueron los carteles los que irrumpieron en la escena callejera para denunciar gráficamente el genocidio de Viet-Nam y el uso del napalm en las villas de campesinos. Fue entonces que oímos el grito del mayo parisino: “la imaginación al poder”. Hoy, otras armas de denuncia son tan validas como aquellas. Por un lado está el graffiti, que aparece y desaparece en un clandestinaje sorpresivo, tanto por las imágenes como por su ubicuidad; por otro, somos testigos del uso de los medios electrónicos, las reproducciones instantáneas, la nueva gráfica que excede la página, la tinta y la edición. 

Consistente con sus planteamientos y acercamientos previos contra la guerra, y buscando formas expresivas de la gráfica no tradicional y poligráfica, Garvin Sierra presenta su más reciente propuesta gráfica. Con la exposición Que Dios te lo pague, Sierra nos invita a entrar en un juego. El juego se inserta en el paraíso de la magia, donde el mago de la ilusión y la apariencia, de ese falso ‘mundo mágico’ sirve de ámbito para la propuesta. Bajo el título Que Dios te lo pague, que Sierra escribe con la caligrafía del creador del Pato Donald, quedamos convidados a la participación. Y es que en esta muestra, es difícil resistirse a permanecer como espectadores. 

Sierra emplea varios recursos para provocar la atracción y el envolvimiento del espectador, que deja pronto de serlo. El recurso más atrayente se encuentra en los instrumentos del juego: el View Master, los espejuelos para la tercera dimensión, los papeles recortados que narran un cuento, los billetes moneda doblemente impresos, los letreros de tránsito, entre otros. Tienen estos objetos un gran poder de atracción que nos remontan al juego infantil. Pero ese es el inicio del proceso. 

Frente a ese espacio lúdico y en apariencia inofensivo, se descubre otra imagen. El pasa-tiempo no pierde el tiempo para mostrar la cara de la protesta, de la inversión y transgresión de los signos del ‘establishment’, con una voz cada vez más extendida y multiplicada en la aldea global que condena la guerra, las políticas xenofóbicas de inmigración y el vergonzoso maridaje Bush-Blair-Aznar que ha convertido en ruinas a un país por la saciedad del petróleo.  

Por eso el empleo de los billetes, signo máximo del ‘establishment’. Varios de los dinares iraquíes, tanto los que pertenecen a la época de Sadam Husein, como los otros, que son post-Sadam, sufren cambios por las imágenes que Sierra imprime en el grabado-moneda. La imagen de tío Sam, el tanque de guerra, los rostros del trío Bush-Blair-Aznar, la refinería de petróleo, un rostro que oculta el de Sadam, la Virgen, aviones, soldaditos y la famosa imagen del monumento a Iwo Jima, son algunos referentes que transforman y confrontan al Capitalismo invasivo, que es el título de esta serie. 

Esta propuesta gráfica es parte de un rumbo que Sierra se ha ido trazando. Lo vimos en su participación del colectivo puertorriqueño en la Bienal Internacional de Artes Gráficas de Ljubljana en Eslovenia, que le ganó a la participación de la Trienal Poligráfica de San Juan el Gran Premio – única vez en que la propuesta de un país recibía ese galardón. Sí, recibimos premios internacionales de arte, pero no hacen primeras planas. 

Garvin Sierra hace otra certera crítica a la guerra, y a las guerras. Ya sea la de Corea, o la que hoy nos toca más cerca, la de Irak, el resultado gráfico es un conjunto de imágenes que provocan cuestionamientos, confrontación e impugnación. Que Dios te lo pague, que es lo único que queda cuando se pierde a un hijo en una guerra. No importa si se fue por voluntad, lo que importa es que ya no está, que ser perdió para siempre. Y todo esto frente a la ironía de una serie de imágenes que evocan unos significados trascendentes frente a la irracionalidad.

En el View Master, Que Dios te lo pague, encontramos fuertes referencias a nuestro sentido religioso. El Sagrado Corazón de Jesús está flanqueado por dos enormes refinerías colocadas simétricamente, a modo de flujo vital del aire. El Robin Hood criollo, el que en el día de Reyes regaló juguetes, también forma parte del imaginario. El rostro de Filiberto Ojeda, con la foto de un Robin Hood sonreído, blandiendo un machete,  forma parte de la ironía de la imagen, cuando se emplea para cuestionar lo que antes encarnaba. La serie del View Master tuvo que ser fabricada en una compañía independiente porque Fisher Price se negó a producirla por lo conflictivas de sus imágenes. 

Pero de eso se trata, de confrontar. Como en Dios los cuide, que es una cruz y caja de luz, en cuyo interior se despliegan fotos de puertorriqueños muertos en la guerra en Irak. O como en Honor a quien honor no merece, que es una representación de la cara de Bush formada con las condecoraciones y distinciones que le otorgan al valor de los soldados. ¡Ironías del destino!  

Esta es una propuesta que nos ofrece opciones de lecturas múltiples. Las metáforas gráficas son proyectiles tan certeros como las iniquidades que combate. Y nuestra esperanza está en el triunfo de la metáfora.   

Teresa Tió

Catedrática de Historia del Arte, UPR (retirada),

 fue Directora Ejecutiva del 

Instituto de Cultura Puertorriqueña


¡Guerra! 

Miguel Angel Torres Aponte

¡Guerra!  No ha existido tiempo en la historia que no haya conocido los embates de uno de los remedios más confusos y temidos para dimitir los conflictos entre las sociedades humanas.  Aunque siempre nos han acompañado, nunca hemos estado del todo preparados para diseñar una solución pacífica.  ¿Lo estaremos algún día? o ¿Simplemente debemos adoptarla y aceptarla como una realidad paradójicamente inevitable? 

La reacción de Garvin Sierra ante tal recurrente amenaza es una reacción perfectamente normal.  Muchos artistas a través de toda la historia han volcados sus talentos para denunciar los estragos de este desastroso mal.  Movimientos artísticos se han creado como reacción y solución inmediata ante la confusión y el desespero que genera la violencia armada.  Pero no parecemos haber aprendido aun las lecciones de la historia.  En estos tiempos las distracciones que generan el consumerismo desbocado y la utilización sistemática de los grandes intereses económicos y políticos con propaganda destinada a influenciar y manipular las actitudes de los pueblos han quebrantado nuestra voluntad de resistencia. 

La estrategia de Garvin sin embargo, está inteligentemente auspiciada y respaldada con la misma propaganda que se ha encargado de ocultar las injusticias y las manipulaciones sociales.  El artista entiende que de todas las armas, la más peligrosa y venenosa es la reprogramación de la mente humana, la sicológica.  Es por eso que nos bombardea y nos devuelve con ironía reflexiva todos los elementos iconográficos que ya hemos adoptado como cosa cotidiana sin darnos cuenta del letargo que nos han producido.

Una herramienta fundamental en casi toda la exhibición es la gráfica digital en computadora, medio que domina el artista con concienzuda impecabilidad, de la misma forma como domina la gráfica tradicional.  Entendiendo que todo avance tecnológico importante siempre termina militarizado, Sierra nos contesta con la misma tecnología y nos hace entender que las soluciones ante los males sociales están irónicamente al alcance de cada uno de nosotros.  Nos obliga Garvin a detenernos e interactuar con sus obras para hacernos cómplices de una solución ingeniosamente meditada. 

De esta manera “Que Dios te lo Pague” (proyecto 3D) indudablemente se va convirtiendo de una inculcada frase gastada, en todo un tratado de Conciencia y Deber, en donde cada cual debe y tiene que asumir su propia responsabilidad ante cada uno de los males colectivos.  Garvin nos exige participación y para eso nos pone su arma más poderosa y decisiva en nuestras manos, “Su propio Arte.”